LA NUEVA HUMANIDAD - CAPÍTULO UNO



LA LEY NUMERO 1 



Las Leyes del Universo son 36 y la primera dice que “como es arriba es abajo”. Cada universo, y hay millones, tiene UNA VERSIÓN (uni verso) para expresar. El nuestro es un universo trino, basado en energías masculinas, energías femeninas y neutras. Constituida la materia por protones, electrones y neutrones. En todo se expresa la Trinidad, y tenemos una plantilla creacional basada en el número 12 (1 + 2 = 3). Por lo tanto, no es de extrañar que 3 x 12 nos de 36, como las dimensiones en la materia que hay en este universo llamado Nebadón, y entonces sus leyes también son 36.

La Teoría de los Fractales, algo así como que todo está formado por pedacitos o formas que se repiten en tamaños más grandes o más pequeños, pero semejantes, se inscribe en esta ley. Por eso habrán escuchado decir que somos como universos en miniatura.

Esta Ley además nos permite conocer cosas que suceden en niveles superiores pero que finalmente funcionan como en los niveles a los que nosotros tenemos acceso. Podemos suponer, por ejemplo, que el creador para este universo, Miguel de Nebadón, o Padre Universal, cuando diseña vida o seres nuevos para los mundos de su universo, tiene luego dioses menores o Elohim que se encargan de que esos diseños o directivas se realicen. Esto que sucede “arriba” podemos entenderlo en semejanza a como un arquitecto diseña un edifico y luego diferentes niveles de albañiles, subcontratistas, etc., terminan de concretar lo diseñado. Así es abajo.

Como es arriba es abajo” también expresa que, si hay un Dios Creador, todo lo que está creado contiene un fractal, o una chispa divina del Creador. Nosotros la tenemos como hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza.

Así como Dios es Amor Incondicional, dentro nuestro está la Llama Trina, Sabiduría, Poder y Amor que nos permite evolucionar hasta ser como Él.

La Trinidad de arriba está reflejada en nosotros.

ARIES

En el equinoccio de marzo, cada año, comienza el nuevo ciclo astrológico con el signo de Aries.

El arquetipo de Aries representa el poder del inicio, la espontaneidad, la creación.

Durante el devenir del signo de Aries se dan las energías de la creación, del inicio de nuevos proyectos. No olvidemos que por imagen y semejanza a Nebadón, somos co creadores en la materia y ese es el momento de recordarlo y hacerlo consciente.

Representa el individualismo, reconocerse como individuo.

Es el “Yo Soy”.

Tomar consciencia de las energías de Aries nos invita a poner en contacto nuestro con Ego con nuestro Yo Superior.

TODOS SOMOS UNO
Es una verdad universal que todos
somos uno dentro de la mente de La

Fuente que Todo lo Es.

Todos estamos relacionados viviendo una experiencia de separación y de dualidad para aprender de ambas polaridades con la intención de llegar a entender que permaneciendo en el centro es como integramos todo lo creado.

La comprensión de que todos somos uno nos hace responsables de nuestros actos porque tienen directa incidencia en los demás; afectan al mundo, a la realidad.

La ley del Uno o la vuelta al Uno significa que, así como el creador Nebadón clonó su ADN en la materia para crearnos con todo su bagaje personal, y así como su creación fue bajando a través de las 36 dimensiones de la materia hasta lo más denso, luego encaramos el camino inverso, vamos “subiendo” consciencialmente todos los escalones, llevando nuestra experiencia vivida para compartirla en la unidad.

EL NUMERO UNO

La forma del número 1 simula un guion que relaciona arriba y abajo, el Cielo y la Tierra, el macrocosmos y el microcosmos.

En numerología, tener un Camino de Vida 1 es una invitación a desarrollar una acción independiente, a abrir nuevos senderos, a ser un guía, un pionero. El Camino de Vida se calcula sumando las cifras del día de nacimiento, del mes y del año y luego aplicar la reducción numerológica.

Esto es sumando entre sí los números que se obtengan, de modo que solo quede uno de una cifra.

Por ejemplo, para alguien nacido el 22 de abril de 1993, o sea 22/4/1993:  

                    22

             +      4

                1993

              --------

                2019 = 2+0+1+9=12= 1+2= 3

Su camino de vida sería 3.

El 1 es un número yang, masculino, exterior. Simboliza a Dios, al padre.

El 1 busca afirmar su identidad, su Ego. Lleva la energía del fuego, del Sol.

UNA VERDAD

La experiencia en la vida de la Tierra,

y tras las varias encarnaciones que nos hayan tocado, tienen la finalidad de vivir distintos puntos de vista de la realidad, para construir una verdad. Nuestra verdad.

No existe una única verdad, sino que hay una verdad, la propia, porque la verdad se construye a través de la experiencia y cada cual tiene “su” experiencia.

Entonces como cada uno tiene una verdad, hay que entender que eso no me pone en un lugar enfrentado al de otra persona, sino que mi acción debería ser ejercer la empatía y poder apreciar o entender cómo es la verdad de mi prójimo, producto de sus experiencias de vida.

LAS DIMENSIONES

Siguiendo el desarrollo que Matías De Stefano hace según él desde una “neutralidad” separada de lo espiritual o científico, habíamos dicho que, tras la expresión del Ser, que decide salir de Sí Mismo se obtenían 2 puntos de vista: uno llamado el Propósito y el otro la Misión.

Matías se propone explicar cómo identificar en qué dimensión estamos o en realidad “que dimensión estamos observando, ya que acá están todas las dimensiones al mismo tiempo” dice y se desprende que de acuerdo a nuestra vibración consciencial nos ubicamos en una u otra de las 9 que viviremos en la Tierra.

La Galaxia de la Vía Láctea es un sistema de diez dimensiones de inteligencia cósmica que se expresa a sí mismo en nueve dimensiones.

Recordando la imagen 3, y ubicándonos en el centro, decimos que todo en el universo tiene un Propósito y una Misión.

No tiene que ver con volver al origen, sino con salir del origen.

El Propósito podemos decir que tiene que ver con lo que tengo que experimentar para aprender y la Misión con experimentar lo que tengo para dar. Mis dones y talentos.

Para Matías el universo no tiene ningún propósito ni misión.

Nosotros sí.

Al positivo le llama la Expresión, que es lo que me permite salir de mí mismo.

De la nada al Todo.

Y al negativo lo llama Experimentación.

El primero indica la razón por la que salgo de mí mismo y el otro incluye las herramientas que tengo para cumplir el Propósito.

El Ser observa en la dirección del Propósito.


Y cuando mueve la realidad, todo se expande como una onda de frecuencia.


Esa onda se desplaza como una espiral.

Es sonido.

Es la primera forma en que se expresa la divinidad. La Biblia dice: “Primero fue el verbo.”

Y Dios dijo: “Hágase la Luz”

Y luego, “El Verbo se hizo carne”.


Según Matías las escrituras están narrando una espiral.

Desde otras religiones, la espiral de sonido es “Om”.

Es una vibración de sonido emitida con Todo el Ser, que se expresa en 9

ondas de frecuencia.

 EL PRIMER APOSTOL

El sábado 23 de febrero del año 26 Jesús eligió al primer apóstol. Se llamaba Andrés y era uno de los seguidores de Juan el Bautista que estaban acampando en Pella.

Luego de curar a un niño de una caída, Jesús y Andrés llevaron al niño hasta su casa y en el camino conversaban. Andrés le dijo: “Te observé desde que viniste a Cafarnaum y creo que eres el nuevo Instructor y aunque no comprendo toda tu enseñanza estoy dispuesto a seguirte”.

Y agregó “Quisiera sentarme a tus pies para aprender toda la verdad sobre el nuevo reino”.

Jesús lo tomó entonces como el primer apóstol de los 12 que iban a trabajar con Él para establecer el nuevo reino de Dios en el corazón de los hombres.

Andrés tenía un hermano llamado Simón que también seguía a Juan. Cuando volvieron de dejar al niño le comentó que había de acompañar a Jesús proponiéndole que hiciera lo mismo. Simón quiso primero consultar a Juan, porque no quería abandonarlo sin su consentimiento.

Desde que ese hombre vino a trabajar al taller de Zebedeo he creído que era un enviado de Dios”, dijo Simón.

Juan entristeció porque dos de sus discípulos lo abandonarían, pero dijo que pronto su obra estaría terminada y todos “seríamos discípulos de Jesús”.

Así es que Andrés le comunica la noticia al Maestro y al tomarlo como segundo apóstol le dijo: “Simón tu entusiasmo es loable, pero peligroso para el trabajo del reino. Te recomiendo que seas cuidadoso con tus palabras. Y desearía cambiar tu nombre por el de Pedro”.

Continuando con la conversación que Jesús mantenía con Ganid sobre cómo estaba constituida la realidad, es muy interesante leer y releer su explicación sobre el conocimiento y la verdad.

Dijo: “El conocimiento es la esfera de la mente material, la que discierne los hechos. La verdad es el dominio del intelecto espiritualmente dotado que es consciente de conocer a Dios. El conocimiento se puede demostrar; la verdad se experimenta. El conocimiento es una posesión de la mente; la verdad una experiencia del alma, del yo que progresa. El conocimiento es una función del nivel no espiritual; la verdad es una fase del nivel mental espiritual

de los universos. La visión de la mente material percibe un mundo de

conocimiento basado en hechos; la visión del intelecto espiritualizado discierne un mundo de valores verdaderos. Estos dos puntos de vista, sincronizados y armonizados, revelan el mundo de la realidad, en el cual la sabiduría interpreta los fenómenos del universo en términos de experiencia personal progresiva.

Jesús también quiso instruirlo sobre lo que se considera el mal, al que llama “error”. Y le dijo a Ganid:

“El error (el mal) es el castigo de la imperfección. Las características de la

imperfección, o los hechos de la mala adaptación, se revelan en el nivel material mediante la

observación crítica y el análisis científico; en el nivel moral se revelan mediante la experiencia humana.

La presencia del mal constituye la prueba de las inexactitudes de la

mente y de la inmadurez del yo en evolución. Así pues, el mal es también una medida de la imperfección con que se interpreta el universo”.

Es una respuesta a quienes plantean sobre por qué Dios en su infinita bondad creó el mal. Jesús explica que el mal surge como consecuencia de acciones de hombres que no alcanzan a comprender la creación, en la que todos somos hermanos, ya que hijos de Dios.

Quien entiende esto no puede obrar mal salvo involuntariamente, por su imperfección, y a esa actitud no la define como “mal” sino como “error”.

Andrés, el primer elegido, tenía 33 años cuando se unió a la tarea de Jesús siendo el mayor de todo el grupo. Lo llamaban Jefe. Era el más capaz, aunque la oratoria no se le daba como a su hermano Simón. Era un eficiente administrador y organizador.

Cuando al final comenzaron las persecuciones, Andrés viajó por Armenia, Asia Menor y Macedonia; “después de atraer a miles de almas al reino, fue finalmente detenido y crucificado en Patras, en Acaya”. Este hombre robusto pasó dos días en la cruz antes de expirar, y durante esas horas trágicas continuó proclamando eficazmente la buena nueva de la salvación del reino de los Cielos.

LA ENERGÍA DEL DIVINO MASCULINO

Cuando hablamos de que esta versión de universo, este UNI VERSO, tiene características que se repiten en toda su creación y manifestación, es que básicamente todo está formado por 3 energías, 3 aspectos, una trinidad.

Esas energías son llamadas “energías del divino masculino”, “energías del divino femenino” y el resultado de la integración de ellas, “las energías del hijo”.

Esta trilogía se repite en todos los niveles e instancias y es por eso que decimos que este es un Universo Trínito.

La “energía del divino masculino” es la que se suele denominar el polo positivo, imagen que se replica en el protón, el padre, el 1, y es una energía eléctrica, que permite diseñar realidades.

Es la que en nuestra Llama Trina designamos como el rayo de color azul relacionado con el poder.

La división entre masculino y femenino no tiene que ver con la sexualidad, aunque de alguna manera en nuestras mentes se relaciona con el varón, el padre, lo masculino, pero solo es una asociación mental.

Representaría una de las polaridades de la realidad.

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