LA NUEVA HUMANIDAD - CAPÍTULO CUATRO
CONSCIENCIA CRÍSTICA
Activar la consciencia crística, que
es lo que podremos hacer en este tiempo, es lo que se confundió como la segunda
venida de Jesús.
Lo que tenemos que activar en este
tiempo de ascensión y lo que Jesús vino a intentar enseñar, es el Cristo, esa
visión, esa energía que significa modificar la forma con que nosotros veníamos
percibiendo la realidad y nuestra existencia.
Al comienzo teníamos que
experimentar la dualidad, la polaridad, para comprender como era estar de un
lado y del otro del mostrador, como muchas veces decimos; pero ¿para qué? Para
tener una comprensión más cabal de toda la realidad, y ahora entonces es el
momento de unir todo y situarse en el centro. De transformar la polaridad y la
mente analítica que la entendía y la decodificaba; transformarla en una acción
alquímica que tomando la experiencia dual la convierta en algo nuevo; eso es
alquimizar, eso es transformar el plomo, opaco y sin brillo, en oro brillante;
es dejar de vibrar como el carbono, opaco, y ser traslúcidos como el diamante,
un cristal, también compuesto de carbono, crísticos.
Ser crísticos es una realidad, pero
expresada en una imagen: la del cristal, que vibra en una frecuencia más
elevada, como vibra el Creador.
Activar la Consciencia Crística es entender cómo vivir sin opuestos, Unificado, estar en “presencia”, vivir el instante eterno, ser como Dios.
Usando una imagen de Xavier Pedro, podemos decir que hasta hoy teníamos consciencia de ser semilla. Y mirábamos a Jesucristo hecho árbol y lo admirábamos. Algunos lo idolatran. Pero ahora llegó el momento de entender que podemos ser un árbol que dé frutos, como Jesús, un Cristo, pero para eso Yo debo morir como semilla, en la convicción de que, dejando de ser semilla, en la oscuridad total de la madre tierra, finalmente mi brote saldrá a la superficie y verá la luz; seremos acariciados por la luz del sol, luz del Creador en el universo de materia.
Esto lo lograremos comenzando a
percibir desde el corazón en lugar desde la mente analítica, donde al unificar
las polaridades se encenderá la Llama Trina, la unión de los rayos azul y rosa,
que se transforman en luz dorada. Porque todo es energía.
Eso es activar la consciencia
crística.
Eso vino a mostrar Jesús. Está claro que el mensaje se distorsionó.
Y vivirlo en nuestro
cuerpo es la máxima victoria del Creador: unir la divinidad y la humanidad en
un mismo ser.
Jeshua-ben-Joseph y
Jesús: El Cristo.
EL NUMERO CUATRO
Es un símbolo de la
estabilidad y la constancia. Palabras que lo definen pueden ser: Tierra,
Cuadrado, Trabajo, Abundancia, Raíces, Familia, Responsabilidad, Deber,
Prudencia, Disciplina, Paredes, Límites.
En el cuerpo humano se
identifica con el esqueleto y el cuerpo en general.
Se relaciona con la Tierra
porque la transforma con su trabajo y en ella hunde sus raíces.
Su grafía es un conjunto
de rectas, con ángulos definidos, que transmiten firmeza y seguridad.
Es un número yin,
interior, y se protege entre cuatro paredes para encontrar la seguridad que
disfruta.
Las personas con un CV 4
están entre los más ricos.
Suelen levantar muros de
protección a su alrededor y tienen necesidad de sostener sus raíces en la
familia y en sus tradiciones.
Las paredes, en el otro
extremo, pueden representar miedos, rigidez, terquedad, materialismo,
inflexibilidad, avaricia.
Se los invita a
liberarse de las rutinas y a abrir los muros dejando entrar aires frescos.
Y no olvidar nunca que
quienes hoy viven un Camino de Vida 4, o cualquier otro número, en otras vidas
recorrieron otros caminos, ya que todo remite a juntar experiencias diferentes
que aumenten nuestro grado de consciencia.
LA CUARTA LEY
Es la famosa, vapuleada,
y vendida ley de la Atracción.
Esta ley postula que en
tu vida atraerás todo aquello que vibre como tú y repelerás lo que vibre en
forma contraria a cómo estás viviendo.
Recuerda que estamos
constituidos por dos campos: uno que vibra con energía eléctrica, llamada masculina,
y otro que vibra con energía magnética, llamada femenina; diseñadas para emitir
(masculina) y recibir (femenina).
Tiene que haber una congruencia positiva entre ambas, de modo que lo que emitas sea positivo para que, a través de la otra, en congruencia, recibas algo similar a lo que emites.
En los últimos tiempos,
unos cuantos miles de años, la energía magnética femenina estuvo ninguneada,
desestimada, por lo que mucha gente ha tenido problemas para recibir. No se han
sentido dignos, o merecedores de recibir lo que debían. Y así es que también se
ha alterado el equilibrio, porque para que alguien pueda dar, o para que lo que
se da tenga un alto nivel de efectividad, es necesario que hubiera muchos que
estuvieran en frecuencia de recibir.
Y si vives pensando y emitiendo energías de carencia, de necesidad, eso es lo que terminarás recibiendo.
La segunda Ley decía
como es adentro es afuera. Ahí tienes como se valida a través de esta cuarta
ley también. Todo se relaciona.
Emitir negativamente,
significa pensar en lo que no quieres, o en lo que no puedes. Y eso será lo que
atraigas: más de eso.
Esta ley nos devela que
debemos hacer un cambio voluntario
para que nuestra vida sea diferente.
Si tienes una heladería y vendes helados con sabor a vainilla y a chocolate, solo vendrán aquellos a los que les gustan esos sabores y te perderás de venderles a todos los que prefieren otros gustos, e incluso
aquellos a los que les
gustan la vainilla y el chocolate, pero que también disfrutan de otros, porque dejarán
de venir e irán a aquella heladería que tiene más variedad.
Esto es: debes ser
amplio para atraer personas que te ayuden o inspiren y cosas de un espectro
mayor similar.
Por eso es que ves a
personas que nunca salen de las situaciones difíciles o de pobreza. Por eso ves
mujeres que constantemente arman parejas con hombres que las destratan o maltratan.
Esto significa que hay
una energía magnética femenina (nada que ver con lo sexual o de género) que
atrae, como el imán.
Y desde luego que lo
mismo ocurre con la salud. Aquellos que están siempre preocupados por estar
sanos recibirán enfermedades y problemas para que puedan seguir estando
preocupados por su salud.
LA CUARTA DIMENSIÓN
El paso a la cuarta
dimensión implica una trascendencia. Un plano al que se llega para observar el
fin de una experiencia anterior que significó un ciclo y puede ser evaluada
desde este nuevo lugar. En la vida en la tierra decimos que las almas de los
que fallecen van a la cuarta dimensión a la espera de una nueva encarnación.
Allí reviven su vida anterior y el alma guarda los aprendizajes. Ya no ocurrirá
esto en nuestro planeta porque estamos a punto de que se concrete una elevación
del cuerpo y una ascensión del alma, pero aquellos que no asciendan, volverán a
encarnar en su camino de aprendizaje, en otro planeta similar, pero no en la
Tierra.
Dice Matías De Stefano en
la conferencia que estamos siguiendo: ¿Se puede cambiar el patrón?
Sí. Se puede. Es justo
en este momento. Debo tener claro cuál es el patrón que estaba siguiendo, cuál
es la matriz, los honro, y decido trascenderlos.
La trascendencia está
del otro lado en el gráfico:
El Hijo pasa por encima del sistema y crea otra perspectiva diferente. Y aparece el cuadrado.
Los 4 pilares de la creación:
Patrón, Matriz, Hijo y Trascendencia, que es la que nos permite salir del
Patrón y de la Matriz, o reconstruir un nuevo Patrón dentro de una nueva Matriz.
Pero no es fácil, porque hay tres niveles en los que debo cambiar: un nivel mental, un nivel emocional y un nivel físico.
Matías: “En el nivel mental debo darme cuenta de que hay un patrón y de que estoy siguiendo una matriz; de que mi madre me está condicionando y de que mi padre me está diciendo qué hacer”.Ese patrón puede venir de otra vida,
pero de todos modos es algo que yo creé porque necesitaba aprender algo.
Viene de generaciones en mi familia,
pero no deja de ser una herramienta creada por mí para convertirme en quien
soy.
Cuando libero de juicio al patrón,
me libero de condicionamientos con respecto al patrón.
En el nivel emocional tengo que
posicionarme en los momentos vividos bajo el patrón y sentir qué me producía
esa emoción.
“Y
desde el perdón, el amor incondicional, ho’oponopono, biodescodificación o lo
que quieran, desde cualquier herramienta, observar en qué lugar del cuerpo está
esa emoción estancada y liberarla, soltarla, largarla a la tierra, convertirme
en el que siente, pero desde otro lugar”.
Pasar la emoción del negativo al positivo porque el negativo me hace vivir la experiencia y el positivo me hace trascenderla.
En el nivel físico tengo que ponerme
de acuerdo con todas las células del cuerpo, porque durante mucho tiempo ellas
creyeron que esa forma de vivir es la única verdad, porque de hecho siguen
vivas, y eso es lo que está en su memoria.
Agrega Matías: “las células no interpretan el mal o el bien. Por ejemplo, si los padres de mi familia pegaban a las mujeres de mi familia, las células interpretan: ¿sigo vivo? entonces eso, me funcionó. Así es que las células tienen también que cambiar el condicionamiento del patrón”.
Y eso se hace cambiando actitudes,
concientizándolas, y reprogramando el cuerpo.
Que las células vean que se puede
vivir de otra manera; las carnes rojas por ejemplo mantienen el patrón físico y
la densidad y las verduras lo sutilizan o modifican, aunque para algunos puede
ser al revés.
Entonces, trascendencia es cuando
entendí la situación, pero ahora actúo de una forma diferente.
Así los cuatro pilares del universo son: Expresión, Experimentación, Integración y Trascendencia. Un átomo, la vida humana o una galaxia, pasan por esos cuatro procesos.
Y estamos en la cuarta dimensión.“Cada vez que trasciendo una
realidad mental, emocional y física, que es la forma en que se crea el
universo: primero es mente, después es emoción y después materia, (o
frecuencia, energía y materia) significa que pasé al siguiente plano”.
Cada vez que hacemos esto en nuestra
vida, pasamos, aunque sea un instante, a estar en la cuarta dimensión; que es
una dimensión sin tiempo, lo que permite cambios profundos, abrir caminos
trabados, porque en cuarta las cosas se relativizan, ya no están bajo un patrón
establecido. Todo cambia, porque Yo cambié.
CANCER, EL CUARTO SIGNO
Simboliza la acción sentimental. Yo Siento. Implica un estado de nutrición, receptividad y protección.
Está representado por el cangrejo porque al caminar de costado parece cauteloso y precavido y al sentirse amenazado reacciona de manera impulsiva, como las personas de cáncer. Impulsivamente.
Es un signo desafiante en el sentido que las personas de cáncer son difíciles de comprender pues los hay desde tímidos hasta de personalidad muy atrevida.
El
caparazón del cangrejo los pinta como introvertidos y difícil de penetrar, por
una necesidad de autoprotección cuando no se sienten seguros o sienten que se
entrometen con sus costumbres.
Son
muy familiares ya que encuentran en su hogar un lugar seguro.
APOSTOL JUAN ZEBEDEO
Al
unirse al grupo de Jesús tenía 24 años y trabajaba en la pesca con los tres apóstoles
anteriores.
Antes
y después de convertirse en apóstol Juan se encargaba de las relaciones
personales de Jesús con su familia y lo siguió haciendo mientras María vivió.
Era
el más joven del grupo. Cuando Andrés fue designado como el jefe del grupo
Jesús pidió que nombraran a dos o tres más para atender sus asuntos personales,
y esa elección cayó en los tres primeros que junto con Andrés se habían
incorporado. Simón, Santiago y Juan.
Cuentan que Juan era un poco vanidoso, aunque mientras estaba con Jesús esa característica se había aplacado un poco. Sin embargo, cuando ya anciano dictaba sus recuerdos guiando a Natán para que escribiera el evangelio que lleva su nombre, no dudó en mencionarse a sí mismo como “el discípulo que Jesús más amaba” lo que, conociendo la magnánima personalidad del Maestro, se hace difícil pensar que hiciera algún tipo de favoritismo entre unos y otros. Aunque quizá él mismo se consideraba “el más amado” en virtud de que fue el camarada más cercano durante muchos años.
Lo definen como puntual, valiente, fiel y entregado.
Las
características del Maestro que Juan apreciaba más eran el amor y el altruismo,
así es que en su vida Juan se convirtió en el “apóstol del amor”; habló y
escribió sobre el amor.
En
sus últimos años, ya obispo, cuando terminaba sus sermones lo hacía diciendo
“amaos los unos a los otros”.
Fue
el único que siguió a Jesús la noche de su arresto, y acompañó a Jesús hasta
“las puertas de la muerte”,
Fue
el brazo derecho de Pedro el día de Pentecostés, sufrió cárcel varias veces y
estuvo exilado en la isla de Patmos, donde escribió el libro del Apocalipsis, y
según el Libro de Urantía, la versión actual está muy abreviada y deformada. Muchas
partes se perdieron y otras fueron eliminadas, siendo el resultado final
fragmentario y adulterado.
Cuando
tenía 99 años, establecido en Éfeso, dirigió a su asociado Natán en la redacción
del llamado Evangelio según Juan.
Fue
el teólogo más sobresaliente del grupo de los 12, y murió en el año 103 de
nuestra era, a los 101 años.
LOS CUATRO ELEMENTOS
El Fuego,
el Aire, el Agua y la Tierra representan lo que llamamos los 4 elementos de la
naturaleza, y desde la época presocrática se los considera la base con las que
está sustentada la vida en el planeta.
No
vamos a extendernos en la historia de estos elementos en la evolución del
pensamiento, pero ya que uno de los objetivos de esta recopilación es mostrar cómo
toda la existencia y el conocimiento humano y universal se encuentran
ensamblados en una red, con fractales que se repiten, crecen y evolucionan, nos
parece importante incluirlos y relacionarlos.
En todas las culturas los 4 elementos tienen asociaciones y significados para explicar distintas acciones del ser humano, su constitución, en incluso a través de la astrología o la numerología, determinar su posible camino o los aspectos que debe desarrollar.
Por eso los números están
asociados a los elementos: El 1, 5 y 9 transmiten las energías del Fuego. El 2
y el 6 la del Agua. El 3 y el 7 la de Aire y el 4 y el 8 la de la Tierra.
En el zodíaco, son
signos de Fuego Aries, Leo y Sagitario. De Aire Géminis, Libra y Acuario. De Agua
Cáncer, Escorpio y Piscis y de Tierra Tauro, Virgo y Capricornio.
En el yoga, la Tierra se
relaciona con lo que es firme, sólido y que sostiene.
El Agua se relaciona con
lo que es voluble, conductor y adaptable. El Fuego con lo que es ardiente,
apasionado y agresivo y el Aire se relaciona con lo ligero, lo muy móvil y volátil.
También se asocia a
estos elementos con aspectos de la personalidad, aunque la psicología hoy no lo
afirma como científico, pero fue proclamado en los orígenes por Empédocles y Aristóteles
que pensaban que estos 4 elementos constituían también al ser humano.
Básicamente se puede
asociar al Fuego con la luminosidad y la pasión en la persona; la Tierra con la
persistencia y el trabajo; el Agua con la empatía y el fluir y el Aire con la
libertad y la socialización.
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